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Si sientes que te pasas la vida conduciendo de visita en visita para luego pasar a hacer de taxista a tus hijos por la noche, no estás solo. Según la encuesta de AAA de septiembre de 2016, «los conductores estadounidenses pasan una media de más de 17.600 minutos al volante al año».
Para los comerciales de campo de hoy en día, este número es exponencialmente más alto. La base de nuestro trabajo es viajar de un cliente a otro con rapidez, eficiencia y preparación suficiente para que la visita sea exitosa. Sin embargo, la distancia entre las visitas, obras viales inesperadas, atascos y cualquier otro pequeño contratiempo, hacen que este sea uno de los mayores desafíos al que los comerciales de campo nos enfrentamos cada día.
Con toda la energía dedicada a llegar puntuales a las visitas, no es de extrañar que no tengamos casi tiempo para prepararlas como es debido y familiarizarnos con el cliente. Hoy en día vivimos en un mercado extremadamente competitivo, donde ya no es suficiente aparecer y saber quién es el cliente. El mercado actual requiere que los comerciales poseamos un conocimiento especializado, y que entendamos de una forma más personal sus necesidades y su entorno para así desmarcarnos de la competencia y ofrecer un servicio de valor.
Ahora bien, quizás te pase como a mí: todo ese tiempo que paso atrapado dentro del coche me produce un nuevo nivel de estrés. Es ahí donde empiezo a reflexionar sobre las miles de tareas pendientes que tengo con el cliente que justo acabo de visitar, con el que estoy a punto de ver, los informes semanales que aún no he empezado, los KPI de ventas o que tengo que preparar el presupuesto que un potencial cliente ha solicitado. Sin mencionar proyectos personales, tareas de la casa y el entrenamiento de fútbol de mi hijo, y, todo esto para hoy.
Para mí, estar constantemente mirando el reloj y deseando que el tráfico se mueva más rápido para así llegar a mi destino a tiempo es algo que experimento casi a diario.
A menudo me veo obligado a cambiar mi sombrero de padre por el de chófer; transportar a los niños a la escuela, al entrenamiento de fútbol y a casa de los amigos. Me paso el día llamando para pedir disculpas por llegar tarde, lo que aumenta aún más mi nivel de estrés y lo peor de todo es que aun así, tanto los niños, entrenadores y maestros, se tienen que esperar…una vez más. Los días en los que pasaba el tiempo escuchando música y relajado en el coche han quedado prácticamente en el olvido.
Tendiendo siempre la presión de llegar tarde (nuevamente) y con la interminable lista de cosas que hacer en la cabeza, el coche se ha convertido en mi purgatorio móvil personal. Cuando se es un comercial de campo, este estrés se arrastra a lo largo de todo el día, corriendo de una reunión a otra. Cuando se ha luchado tanto por llegar a la visita a la hora pactada, ser puntual te hace sentir que has alcanzado algo grandioso. Sin embargo, ¿has podido prepararte la reunión? ¿Cuándo fue la última vez que te reuniste con el cliente? ¿Cuál es el nombre del cliente?
Mejorar tu gestión del tiempo te ayudará a ponerle respuesta a estas preguntas. ¿Pero cómo lo hacemos?
Me pregunto, ¿qué pasaría si pudiéramos convertir ese «purgatorio móvil» en un asistente personal móvil? Realmente, ¿quién no quiere tener un asistente personal que le guíe a lo largo del día ofreciéndote información útil y ayudándote a ser más productivo? Yo sí que lo quiero.
Aunque no todas las empresas se puedan permitir asignar un asistente personal a sus representantes de ventas, hay otra opción.
Las aplicaciones personales de asistente de ventas, como ForceManager Cognitive, son las AP digitales y virtuales que usan la tecnología AI para recuperar la gran cantidad de información almacenada en su CRM móvil. Utilizando la tecnología activada por voz, los representantes de ventas de campo pueden hablar con el dispositivo, pidiéndole que obtenga información sobre reuniones anteriores, comunicaciones por correo electrónico y noticias relacionadas con su próxima visita de ventas.