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Preparación de la prospección de clientes
La prospección como tal, es el motor principal de cualquier vendedor. Sin prospección, no ampliamos nuestra cartera de clientes. Tampoco suplimos bajas por altas y lo más importante; sin prospección, no hay distribución.
Para prospeccionar clientes nuevos, es importante como primer paso buscar e identificar clientes afines y con necesidades que puedan ser cubiertas con nuestros productos. Existen estudios que recomiendan utilizar el 20% de nuestro tiempo en la búsqueda de nuevos prospectos.
Para que un cliente prospeccionado, se convierta en prospecto, ha de cumplir con estos puntos que a continuación se detallan:
Búsqueda de clientes:
Existen muchas técnicas o formas a emplear. Las más utilizadas por vendedores profesionales son:
En las prospecciones, es muy importante tomar nota de toda la información que podamos de cada futuro prospecto. Debemos hacer un seguimiento continuo si finalmente el prospecto nos interesa como futuro cliente, para más tarde realizar una base de datos con todos los contactos prospeccionados, algo que será pieza clave para poder continuar manteniendo el contacto, aunque este sea indirecto, como por ejemplo a través de e-mailings promocionales.
La búsqueda de clientes es un proceso laborioso que implica una estrategia inicial. Para ello deberás primero desarrollar un plan, el cual tomará como base principal el estudio individualizado de cada prospección. Para que la puerta se haga menos fría y ese muro distante entre tú y tu prospecto se rompa en los primeros segundos de tu visita, deberás ir bien informado sobre la situación del mismo.
Resulta fundamental conocer el nivel cultural de nuestro cliente. De esta manera podremos adaptar nuestro argumentario de presentación a las necesidades de cada persona en particular.
Obtener previamente el nivel de solvencia del prospecto, también es primordial. Si no tiene nivel de solvencia suficiente, tu empresa no querrá servirle por el riesgo de impago que supondría, lo cual hará que hayas invertido tu tiempo con un cliente, que posteriormente tu compañía rechazará por falta de riesgo financiero.