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Las nuevas tecnologías basadas en movilidad están en auge. No solo entre los consumidores particulares sino también en las empresas, que buscan beneficiarse de las mejoras en productividad que habilitan las nuevas plataformas móviles.
Un estudio realizado por Forrester Research indica que la proporción de tablets que se venderán a empresas aumentará desde el 12% actual hasta el 18% del total en 2017, es decir, que prácticamente una de cada cinco tabletas que se vendan en 2017 será para uso corporativo. (Enterprise Irregulars, 2013).
El contexto para las tecnologías móviles es muy favorable, ya que viene acompañado de una evolución en las redes de comunicación que asegurará una buena cobertura de alta velocidad: Traffic and Market Report prevé que para el 2017 el 85% de la población mundial tendrá cobertura 3G y el 50%, 4G.
Pese a que el despliegue de tecnología móvil es fácilmente reconocible, la realidad en España es que muchas empresas han afrontado un contexto económico desfavorable y, consecuentemente, se han visto obligadas a minimizar partidas presupuestarias y a reducir la estructura de costes fijos, lo cual muchas veces repercute en el área de recursos humanos. En este escenario, ¿tiene sentido la inversión en sistemas basados en la movilidad?
Habiéndose extenuado al máximo la vía de la reducción de costes, a la empresa no le queda sino plantear cómo aquellos recursos que se han conservado pueden trabajar a pleno rendimiento para mantener la actividad económica del negocio. En particular, la prioridad será estimular las ventas en un mercado menguado, pero igualmente competitivo.
Por este motivo, la inversión tecnológica en una empresa que aspire a ser rentable debe resultar en un retorno tangible y medible de dicha inversión; ha de ser una vía para mejorar la productividad y la competitividad. La innovación en sí misma no es un valor si no persigue y permite alcanzar unos objetivos de negocio concretos.
Según datos recabados por Symantec (2013) entre 3,236 empresas de 29 países, los ingresos de las empresas que utilizan la movilidad como ventaja competitiva crecen casi un 50% más que los de las empresas tradicionales, que se muestran reacias a adoptar esta tecnología. (Symantec, 2013)
La mejoría en productividad a través de la tecnología móvil es, por tanto, perfectamente viable. El reto está en aprovechar adecuadamente la tecnología móvil para habilitar modelos operativos y de gestión que maximicen el rendimiento de los equipos de trabajo.