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M-Commerce, del anglicismo Mobile Commerce, es un término que hace referencia al comercio realizado a través de un dispositivo móvil. Aunque el concepto se acuñó hace algunos años, es justo ahora cuando este tipo de negocio está despegando en España.
Desde el año pasado ha habido un incremento del 20% entre los españoles que compran a través de Smartphones y tabletas, ofreciendo a los comerciantes y publicitarios nuevas vías de expansión.
Sin embargo, muchos de estos empresarios, especialmente en el sector de las pymes, aún no han sabido ver el potencial que supone aparecer en Internet. Según los datos ofrecidos en un reciente estudio, Internet sigue siendo la asignatura pendiente de más del 70% de las pymes españolas. De entre las que sí cuentan con una página web, son varias las que no la tienen optimizada para sacar el máximo rendimiento, y ni tan sólo el 10% la tienen adaptada a la tecnología móvil.
Por tanto, en una sociedad rápida y cambiante que cada vez aprecia más la inmediatez y la comodidad, es de vital importancia que las pymes se pongan al día y actualicen sus servicios para adaptarse a esta nueva manera de actuar. Si no, pueden llegar a perder hasta un 40% de los beneficios.
Los sectores que más han crecido gracias al M-Commerce son los servicios financieros, el retail y las tiendas online, así como los proveedores de telecomunicaciones y de viajes. La mayoría de los consumidores en España compran utilizando un dispositivo Android, un caso excepcional dentro de Europa donde el iPad es el número uno en cuanto a transacciones a través de Internet.
No estamos en un momento en que las oportunidades se deban dejar pasar. Como consecuencia de la crisis económica estamos ante un mercado en el que el equilibrio entre la oferta de servicios y su demanda está profundamente descompensado. Así, si un empresario busca optimizar su página web con el objetivo de no perder más oportunidades, puede encontrar un buen proveedor por un precio más que razonable. La inversión, por tanto, no es un impedimento a la hora de avanzar hacia la recuperación económica. La desconfianza hacia las nuevas tecnologías, sí.